Los creyentes en el Señor queremos saber qué es el pecado y cómo ser libre de las ataduras del pecado. Estos temas están directamente relacionados con el importante hecho de si podemos ser salvados y entrar en el reino de los cielos. Hablaremos sobre estos dos temas.
¿Qué es el pecado?
Cuando tratamos del pecado, es muy fácil que recordemos este versículo escrito en la Biblia. “Todo el que practica el pecado, practica también la infracción de la ley, pues el pecado es infracción de la ley” (1 Juan 3:4). Son pecados, el homicidio, el incendio provocado, el robo, el hurto, la idolatría, etc., estos son pecados que se ven en las personas, que a simple vista en su conjunto configuran su trastorno. El Señor dijo que hay pecados ocultos en nuestros pensamientos. Por ejemplo, el Señor Jesús dijo: “Pero lo que sale de la boca proviene del corazón, y eso es lo que contamina al hombre. Porque del corazón provienen malos pensamientos, homicidios, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios y calumnias” (Mateo 15:18-19). Por estos versículos podemos observar que ya sean pecados de nuestros hechos o pecados de pensamientos, todos ellos van en contra de las palabras, la verdad y nos hacen resistirnos y ser rebeldes para con Dios, ambas cosas son pecados contra Dios.
Ya sabemos qué es el pecado, si lo comparamos con nosotros mismos, nos damos cuenta que estamos llenos de pecado y que en cualquier momento y en cualquier lugar podemos resistirnos y ser rebeldes contra Dios. Por ejemplo, vivimos según nuestra condición satánica de arrogancia y vanidad, pensando que podemos mandar a los demás, nunca escuchando a nadie y siempre queriendo tener razón y tener la última palabra. Cuando difundimos y trabajamos para el Señor, nos manifestamos y nos enaltecemos para que otros nos admiren y nos miren; estamos compitiendo con Dios. Nuestra disposición Satánica nos hace vivir siendo egoístas y codiciosos, por lo que ponemos en primer lugar nuestros intereses personales en todas las cosas, y en nuestras relaciones con los demás, planeamos contra ellos y nos involucramos en disputas recelosas en aras de nuestro propio beneficio: hemos perdido nuestra humanidad y razón. Tenemos la condición satánica de ser retorcidos y mentirosos, así que no podemos evitar decir mentiras y siempre engañar a otros en bien de nuestros propios intereses; no solo engañamos a las personas, sino también a Dios: Decimos y hablamos todo lo que parece agradable ante Dios, deseando obtener la gracia y las bendiciones de Dios. Pero cuando nos llegan enfermedades, desastres naturales o sufrimientos y pruebas provocados por el hombre, culpamos y traicionamos a Dios. He aquí algunos ejemplos. Las personas que viven en pecado y no pueden practicar la verdad son esclavos del pecado. El resultado de pecar es ser juzgado, maldecido y destruido y no estar capacitado para entrar en el reino de los cielos. Esto viene establecido por el carácter santo y justo de Dios. Tal como Dios lo expresa: “Todo el que comete pecado es esclavo del pecado; 35 y el esclavo no queda en la casa para siempre; el hijo sí permanece para siempre” (Juan 8:34-35). “El alma que peque, esa morirá” (Ezequiel 18:20). “Porque si continuamos pecando deliberadamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio alguno por los pecados, sino cierta horrenda expectación de juicio, y la furia de un fuego que ha de consumir a los adversarios” (Hebreos 10:26-27).
Cómo ser libre de las ataduras del pecado
Las personas que pecan a menudo no obtienen nunca la aprobación de Dios, ¿cómo podemos deshacernos de las cadenas del pecado, obtener la purificación y convertirnos en personas que se ganan el halago de Dios y entran en el reino de los cielos? De hecho, el Señor Jesús nos prometió que regresaría en los últimos días para hacer la obra de purificarnos y salvarnos. Por ejemplo, la Biblia profetiza: “Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar. Pero cuando Él, el Espíritu de verdad, venga, os guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga, y os hará saber lo que habrá de venir” (Juan 16:12-13). “El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene quien lo juzgue; la palabra que he hablado, esa lo juzgará en el día final” (Juan 12:48). “Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios” (1 Pedro 4:17). “Santifícalos en la verdad; tu palabra es verdad” (Juan 17:17). En estos versículos podemos ver que el Señor expresará muchas verdades que usará cuando regrese. Sus palabras son para juzgar nuestros pecados para que podamos obtener la purificación y deshacernos de las ataduras del pecado. Si aceptamos la obra de juicio del Señor de su regreso, tendremos la esperanza de solventar nuestra naturaleza pecaminosa y satánica, obtener la purificación, ganarnos el elogio de Dios y entrar en el reino de Dios.
Pienso que son muchas las personas que han escuchado testificar que el Señor Jesús ha regresado como el Dios Todopoderoso encarnado. Dios Todopoderoso ha expresado todas las verdades que necesitamos para alcanzar la completa salvación para juzgar y purificar a todas las personas que aceptan la obra de Dios de los últimos días. Con esto se cumplen las profecías del regreso del Señor para expresar las verdades y hacer la obra de juicio comenzando por la casa de Dios.
Leamos más de las palabras de Dios Todopoderoso. Dios Todopoderoso dice: “Aunque Jesús hizo mucha obra entre los hombres, sólo completó la redención de toda la humanidad y se convirtió en la ofrenda por el pecado del hombre; no lo libró de la totalidad de su carácter corrupto. Salvar al hombre totalmente de la influencia de Satanás no sólo requirió que Jesús se convirtiera en la ofrenda por el pecado y cargara con los pecados del hombre, sino también que Dios realizara una obra incluso mayor para librar completamente al hombre de su carácter satánicamente corrompido. Y, así, ahora que el hombre ha sido perdonado de sus pecados, Dios ha vuelto a la carne para guiar al hombre a la nueva era, y comenzó la obra de castigo y juicio. Esta obra ha llevado al hombre a una esfera más elevada. Todos los que se someten bajo Su dominio disfrutarán una verdad más elevada y recibirán mayores bendiciones. Vivirán realmente en la luz, y obtendrán la verdad, el camino y la vida”.
“Cristo de los últimos días usa una variedad de verdades para enseñar al hombre, para exponer la sustancia del hombre y para analizar minuciosamente sus palabras y acciones. Estas palabras comprenden verdades diversas tales como el deber del hombre, cómo el hombre debe obedecer a Dios, cómo debe ser leal a Dios, cómo debe vivir una humanidad normal, así como la sabiduría y el carácter de Dios, etc. Todas estas palabras están dirigidas a la sustancia del hombre y a su carácter corrupto. En particular, las palabras que exponen cómo el hombre desdeña a Dios se refieren a que el hombre es una personificación de Satanás y una fuerza enemiga contra Dios. Al realizar Su obra del juicio, Dios no aclara simplemente la naturaleza del hombre con unas pocas palabras; la expone, la trata y la poda a largo plazo. Todos estos métodos diferentes de exposición, de trato y poda no pueden ser sustituidos con palabras corrientes, sino con la verdad de la que el hombre carece por completo. Solo los métodos de este tipo pueden llamarse juicio; solo a través de este tipo de juicio puede el hombre ser doblegado y completamente convencido por Dios y, además, obtener un conocimiento verdadero de Dios. Lo que la obra de juicio propicia es el entendimiento del hombre sobre el verdadero rostro de Dios y la verdad sobre su propia rebeldía. La obra de juicio le permite al hombre obtener mucho entendimiento de la voluntad de Dios, del propósito de la obra de Dios y de los misterios que le son incomprensibles. También le permite al hombre reconocer y conocer su esencia corrupta y las raíces de su corrupción, así como descubrir su fealdad. Estos efectos son todos propiciados por la obra del juicio, porque la esencia de esta obra es, en realidad, la obra de abrir la verdad, el camino y la vida de Dios a todos aquellos que tengan fe en Él. Esta obra es la obra del juicio realizada por Dios”.
De estas palabras de Dios entendemos que el Señor Jesús hizo la obra de redimir el pecado en la Era de la Gracia. Que recibamos del Señor la salvación y absorción de nuestros pecados y que ya no estaremos condenados y sometidos al castigo de la ley y que podemos orar directamente con el señor y disfrutar de la gracia dada por el Señor. Pero esta obra del Señor no fue para resolver la naturaleza pecaminosa del hombre y Él nunca nos libró de nuestra naturaleza pecaminosa. Es por eso que debemos aceptar la obra de juicio de Dios de los últimos días. Solo así podremos solucionar nuestra naturaleza pecaminosa.
El Dios Todopoderoso, el Cristo de los últimos días, ha regresado. Fundamentalmente en la obra de redención del Señor Jesús, Él expresa muchas verdades y ha realizado la obra de juicio para solventar nuestra naturaleza pecaminosa. Dios Todopoderoso expone nuestros hechos de obras, y pensamientos corruptos de cómo le desobedecemos y nos resistimos, todo ello para que podamos reflexionar y mostrar nuestra naturaleza satánica de resistir a Dios y poder tener un corazón arrepentido. También Dios nos manifiesta Su voluntad y nos dice e indica las formas de practicar de cómo ser leales, la verdadera obediencia para con Dios. También nos manifiesta, la verdadera obediencia, y cómo vivir una humanidad normal, cómo lograr una transformación en nuestra vida a través de la búsqueda, para que las personas sean aprobadas y salvadas por Dios, y nos dice más palabras. Todos los que han aceptado la obra de juicio de Dios Todopoderoso de los últimos días han adquirido algún conocimiento de la sabiduría de la obra de Dios, el carácter justo de Dios y la intención de Dios de salvar a las personas, y así desarrollar un corazón de reverencia por Dios, además han comenzado a odiar su propia corrupción, y solucionar y practicar la verdad de satisfacer a Dios.
Cuando experimentamos la obra de juicio de Dios Todopoderoso, ya sea de nuestra conducta pecaminosa o descubramos los pensamientos corruptos que están ocultos en nuestra mente, ya no nos arrepentiremos solo de palabra y no confiaremos en nuestro propio autocontrol, al revés seremos capaces de odiarnos a nosotros mismo de todo corazón y estar dispuestos a dejar nuestras convicciones y consentir que las palabras de Dios sean los principios de nuestras acciones y palabras. De esta manera, sin que nos demos cuenta, experimentaremos un cambio en nuestra vida, nos alejaremos poco a poco de nuestra condición degenerada de pecar durante el día y confesarnos por la noche, y de esta manera seremos capaz de mostrar verdaderamente cierta obediencia para con Dios. Por consiguiente de estos se deduce que la obra de juicio de Dios Todopoderoso de los últimos días expresa la verdad, esto es justo lo que necesitamos los seres humanos corruptos y también es la mayor salvación de Dios para nosotros mismos.
En este punto de nuestra unión, entendemos que sin experimentar el juicio de Dios Todopoderoso en los últimos días, verdaderamente nunca entenderemos la raíz de nuestra propia corrupción, no conoceremos el carácter justo de Dios ni desarrollaremos un corazón de devoción por Dios. Por lo tanto, nunca nos liberaremos de los vínculos del pecado. Solo al someternos al juicio y la purificación de Dios Todopoderoso tendremos la oportunidad de aniquilar nuestro carácter corrupto y finalmente seremos capaces de temer a Dios, evitar el mal, y transformarnos en personas que aman, obedecen y adoran a Dios, viviendo como verdaderos seres humanos. Solo entonces estaremos preparados para recibir la bendición de Dios y entrar en el reino de los cielos. Los videos y los testimonios de las experiencias, de aquellos que han experimentado el juicio de las palabras de Dios Todopoderoso y cuyas disposiciones han sufrido cambios están disponibles en línea, sus títulos son: Cómo cambié mi yo arrogante, Liberado de la fama y la fortuna, Cosechando alegría en medio del sufrimiento, y muchos más. Todo esto muestra que sólo aceptando la obra de juicio de Cristo de los últimos días podemos liberarnos de las cadenas del pecado; este es el único camino al reino de los cielos.